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Enfermedades hepáticas

  • Hepatopatía por alcohol

    La hepatopatía por alcohol es una enfermedad del hígado producida por el consumo excesivo y prolongado de alcohol. Este consumo de alcohol genera la acumulación de grasa en el hígado, el daño de las células hepáticas, y la inflamación y fibrosis del hígado, progresando hasta el desarrollo de cirrosis hepática. El tratamiento principal implica la abstención del consumo de alcohol.

     

    Hepatopatía metabólica

    La enfermedad hepática grasa metabólica, también conocida como esteatosis hepática no alcohólica, es una enfermedad en la que se acumula grasa en el hígado debido a factores metabólicos como la obesidad o la diabetes tipo 2. Esta acumulación de grasa puede causar inflamación y daño hepático, lo que puede llevar a enfermedades más graves, como la esteatohepatitis no alcohólica o incluso la cirrosis hepática. El tratamiento se centra en mejorar los hábitos de vida y controlar los factores de riesgo subyacentes.

     

    Cirrosis hepática

    La cirrosis hepática es una enfermedad crónica en la que el tejido normal del hígado es reemplazado por tejido cicatricial, dificultando el funcionamiento adecuado del órgano. Puede ser causada por distintas causas como virus, consumo excesivo de alcohol o enfermedad hepática grasa, entre otras. Es fundamental tratar la causa, y el seguimiento estrecho para la prevención de complicaciones y tratamiento precoz cuando sucedan.

     

    Carcinoma hepatocelular

    El hepatocarcinoma es un tipo de cáncer de hígado que comienza en las células del hígado llamadas hepatocitos, siendo el tumor maligno más común en el hígado. Afecta principalmente a personas con enfermedades hepáticas crónicas (cirrosis hepática, infecciones virales crónica o enfermedad hepática grasa), motivo por el cual estos pacientes deben seguir un seguimiento estrecho. El tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o trasplante de hígado, dependiendo de la etapa y la gravedad.

     

    Hepatitis virales crónicas

    Se trata de enfermedades hepáticas causadas por los virus de la hepatitis B, C o D, y en raras ocasiones el virus E, durante más de 6 meses, que pueden durar años o incluso toda la vida. Durante los primeros años de infección, el paciente se puede encontrar asintomático, pero dejadas a su libre evolución, pueden desembocar en una hepatitis crónica, cirrosis hepática incluso cáncer hepático y necesitar un trasplante hepático. Es importante buscar atención médica si se sospecha de una hepatitis crónica. Estas infecciones se contagian vía parenteral (antecedentes de transfusiones antes del año 1990, compartir jeringuillas y otros objetos punzantes), vía sexual y vertical (madre-feto).  Dependiendo del virus y de la condición del hígado, existen tratamientos disponibles que pueden ayudar a controlar la enfermedad y prevenir complicaciones a largo plazo. En el caso de la hepatitis C, los tratamientos son sencillos y muy eficaces en curar la infección.

    Además, es fundamental tener medidas de prevención, lo que incluye practicar sexo seguro, no compartir agujas ni otros objetos punzantes y una esterilización adecuada en la realización de tatuajes y piercing.

     

    Enfermedades hepáticas autoinmunes y colestásicas

    Las enfermedades hepáticas autoinmunes y colestásicas son un grupo de enfermedades en las que el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error al hígado o los conductos biliares, causando inflamación y daño crónico. Estas condiciones pueden incluir hepatitis autoinmune, colangitis biliar primaria y colangitis esclerosante primaria. El tratamiento generalmente implica medicamentos que ayudan a controlar el sistema inmunológico y aliviar los síntomas.

    • La hepatitis autoinmune es una enfermedad del hígado en la cual el sistema inmunológico del propio cuerpo ataca por error a las células hepáticas, causando inflamación. Esta inflamación suele ser intermitente, pero de forma mantenida puede llevar a problemas hepáticos crónicos por la aparición de fibrosis hepática e incluso insuficiencia hepática si no se trata adecuadamente.
    • En la colangitis biliar primaria el sistema inmunológico del propio paciente daña los conductos biliares del hígado. Esto provoca inflamación y cicatrización en el área afectada, lo que puede ocasionar problemas hepáticos graves si no se controla a tiempo. Los síntomas más frecuentes son la astenia y el picor. El tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas y retrasar la progresión de la enfermedad.
    • En la colangitis esclerosante primaria los conductos biliares se inflaman y se estrechan debido a la formación de cicatrices. Esto sucede por un mal funcionamiento de las propias defensas del cuerpo. Esta condición puede provocar daños en el hígado, obstrucción de los conductos biliares y, en casos graves, enfermedad hepática avanzada. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas y retrasar la progresión de la enfermedad.

     

    Daño hepático inducido por fármacos

    Se refiere a la lesión en el hígado causada por la exposición a ciertos medicamentos o suplementos. Esta afección puede provocar inflamación, disfunción hepática y, en casos extremos, insuficiencia hepática. En ocasiones el diagnóstico es complejo porque los hallazgos pueden ser similares al daño hepático producido por una hepatitis autoinmune y en otras ocasiones la hepatitis autoinmune se desencadena por la exposición a algún fármaco. El tratamiento generalmente implica la interrupción o ajuste del medicamento o sustancia causante y el alivio sintomático.